miércoles, 14 de febrero de 2007

Derechos Humanos


4 comentarios:

LS dijo...

Jajajaja, me tinca que el Transantiago tiene negras intensiones para nosotros, la clase trabajadora... jajajaja


:D

Anónimo dijo...

Recibo con placer su humor todos los días, pero es lamentable que repita las mismas majaderías sobre el Transantiago en lugar de ponerse en la situación histórica que se está iniciando. Los peñascazos deberían ir más hacia los empresarios tan "eficientes", solución para los males de la humanidad, y a la frescura y torpeza de los chilenos que primero protestaban por no tener la tarjeta bip (las están vendiendo en Biobío), y ahora porque deben caminar (caminar lo mismo que caminan los ciudadanos de todos los paìses desarrollados), y creen que deben pasarlos a buscar a la puerta de la casa y pararles a mitad de cuadra.
Los problemas, inevitables, con ajustes naturales, han existido, pero se están enfrentando. ¿Para qué echarle más mierda a la sopa? En vez de humor, sólo parece falta de humor.
Perdone la franqueza, pues le celebro todos los días, pero esta vez me parece facilismo puro.
Saludos
Alberto Ganderats

antojano dijo...

No solo valoro tu franqueza sino que te pido que la alimentes la contagies a tus amigos y vecinos y la sigas difundiendo a traves de los Medios Informativos digitales. Es tu opinión y la de la gente, su participación social, -aunque sea opinando-, lo que puede recuperar la fe de una democracia más real y participativa. Me voy a permitir postear tu opinión que considero tan respetable como muchas de las que me han enviado y que se corresponde con la provocación visual que hago de estos temas.

Podría darte aquí mi opinión desde donde dibujo (es decir el emplazamiento que tengo frente al mundo) pero creo haberlo hecho en la entrada anterior del Blog, y eso sí sería una majadería.

La divergencia es el campo en el que se nutre la diversidad y pone a prueba la verdadera tolerancia. No existe una sola realidad, hay muchas y a pesar de ser diferentes no se anulan, suman, como parte de la convivencia humana, en la que tú y yo tratamos de vivir.
Muchas Gracias Luis Alberto.

Anónimo dijo...

Iván: Mi primera opinión fue un desahogo después de escuchar horas y horas de periodistas haciendo sensacionalismo con el Transantiago. Una mujer desmayada era más tema más que un balance de las fallas y los avances. Las quejas de una señorita que dijo que antes tardaba 2 horas y media en llegar de Puente Alto a La Dehesa, y que ahora sufría con el nuevo sistema, pero sin que alguien averiguara cuánto es el tiempo calculado para ese tramo por el Transantiago en su pleno funcionamiento, y no en el primer o segundo día. Emol entrevistando en su información principal del lunes de esta semana a una persona identificada como "Jorge" --nada más--, el segundo en opinar, que decía "esta es una mierda del ladrón ese de Lagos"(sic)...Un reportaje así se podía hacer sin salir de la casa, sólo llamando por teléfono a algún interesado en dañar políticamente a otro.
Después de tres o cuatro días de festín de reporteros sin imaginación ni espíritu investigativo, con la ética fuera de recorrido; de días repitiendo las notas de mediodía en la noche, sin cambio, sin dejar constancia que entretanto muchas cosas podían haber cambiado. Recogiendo las opiniones más ácidas, más torpes, más dolidas --y con razón muy a menudo--, sin equilibrio alguno, sin identificar con claridad quiénes pueden estar detrás del obvio mal manejo o presumible boicot. Falla Sonda con su computación, y el nombre de esa empresa, dueña de una AFP electrónica recién inventada, apenas aparece por ahí, o no aparece. Lo que parece deleitar a muchos reporteros --o a sus editores-- es destruir lo que se ha construido con tanto esfuerzo, y que recién comienza.
Por años, amigo Appelgren, me ha dolido el maltrato a la gente pobre en el transporte público. Por décadas, sin ser pobre, tuve que andar colgado de las "góndolas" de una sola puerta, de las micros, de las liebres, y eso parecía una pesadilla sin solución, por la mafia del transporte que todos conocemos, por la enormidad de la tarea, por lo que cuesta cambiar los hábitos. Respiré cuando con Frei padre, Allende y Pinochet y la Concertación, el Metro empezó a tratar con dignidad a un porcentaje de la gente. Hice elprimer reportaje cuando era simnple proyecto. Me alegro cada vez que el Metro se estira. Recorro las líneas sólo para conocerlas, especialmente gocé las que inauguró "ese ladrón de Lagos", como dice el reportero de Emol, pues empezaron a servir a cientos de miles que vivían a horas de su trabajo, a los marginados de medio siglo que he conocido, y no a los que vivimos cerca de todo.
¡Y ahora el Transantiago! Ojalá pudiera haber sido estatal, como el Metro, que ha funcionado ejemplarmente, o como antes los troles de Santiago. Pero cuesta creer que eso funcione bien, cuesta convencer a la gente sobre las bondades de un Estado eficiente después de décadas de campañas interesadas, y también --eso hay que decirlo-- por el mal uso que se hizo del Estado y del poder en regímenes donde uno podìa esperar más responsabilidad, como ocurriera con la Unidad Popular y en otros casos. Nadie estuvo a la altura de su momento histórico, y el rol del Estado ha sido reducido innecesariamente, aunque explicablemente.
El Transantiago debería ser --ya lo está siendo en gran parte--
una infinita mejor opción que la Alameda o Vicuña Mackenna con tres o cuatro hileras de micros de todos colores echando humo, como cuando el régimen militar abrió las compuertas, y la ciudad se hizo una enorme cámara de gas. Cuando las micros hicieron de Santiago una selva de gañanes al volante.
¡Cómo no tener esperanza en el Transantiago! He esperado 50 años para que eso empezara a ocurrir.
Gracias por su humor de todos los días. Y perdone mi mal humor.
(Ojalá pudiera postear también este texto.)
Luis Alberto Ganderats